Por Carlos Osorio
“Mientras la Mafia proporciona tus drogas,
tu gobierno se encogerá de hombros,
y tu Guardia Nacional facilitará los porrazos,
así que todos se sientan satisfechos”.
(“A Most Disgusting Song”)
Pocas veces la televisión me captura con sus contenidos, sin embargo, hace algún tiempo, Film & Arts me sorprendió y llamó mi atención con “Searching for Sugar Man”, un documental del director sueco Malik Bendjelloul del año 2012 y lamentablemente fallecido a los 36 años en su país natal.
“Searching for Sugar Man” fue ganador de un Oscar al mejor documental en 2013; más aún, ganó también el BAFTA (de la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión) y otros premios.
Pero al margen de estos antecedentes, la historia de un hijo de inmigrantes mexicanos en los Estados Unidos, que comienza a escribir y cantar sus canciones llenas de contenido y que están mucho más allá de las simplonas letras tan comunes de la industria comercial musical estadounidense, resulta particularmente atractiva. Sus letras apuntan a problemas sociales y nos cuentan de marginados y olvidados de las grandes urbes estadounidenses. Canta en bares y eventos simples, humildes. Graba dos discos a inicios de los setenta que no tienen repercusión alguna en los circuitos comerciales norteamericanos, pero que -por razón desconocida- llegan a Sudáfrica, donde se transforman en un gran impacto musical. De su trabajo se apropian -simbólicamente- el mundo juvenil y el movimiento social en contra del Apartheid, al punto de que las autoridades del país intentan prohibir su difusión. Sus canciones comienzan a venderse llegando a alcanzar discos de platino y a adquirir una fama que abarca todo el país. También se hace conocido en Nueva Zelanda y Australia.
¿De quién hablamos? De Rodríguez, Sixto Rodríguez, quien totalmente ajeno al impacto de sus canciones en Sudáfrica, abandona la intención de hacerse un espacio en el mundo de la música y en su ciudad, la gélida Detroit, se dedica a trabajar en el mundo de la construcción y otras actividades. Su fama crece al otro lado del mundo mientras él, por casi dos décadas, trabaja y hace una vida sencilla, tiempo en que se casa y tiene tres hijas.
Bendjelloul, el realizador del documental, conoce esta historia increíble y descubre además que Rodríguez es un total desconocido y es absolutamente inubicable. ¿Qué pasó con él?, ¿dónde está?, ¿vive aún, acaso? Se lanza a investigar y recopilar antecedentes acerca de Rodríguez, y viaja a Sudáfrica, donde se sorprende del impacto que su música había alcanzado tres décadas atrás y pues era, aún, un personaje de culto.
Hay mucho más para contar de Sixto Rodríguez, pero lo mejor ahora es invitarlos a ver el documental y disfrutarlo directamente.
“Me cansé de romperme la espalda, voy a comenzar a usar mi mente”
(Dead End Street)
Para saber más:
Making of del documental
Algunas canciones de Rodríguez