Skip to main content

De jilgueros, tordos y humarantes: los pájaros de Neruda

Comparte las ideas

Por Carlos Osorio.

Con motivo de los 60 años del poeta Pablo Neruda (1904-1973), un grupo de amigos y con la colaboración de artistas chilenos, creyó -acertadamente- homenajearle, publicando un libro con algunos de sus versos.

Así lo cuenta Flavián Levine -a la sazón, presidente de la Sociedad de Amigos del Arte Contemporáneo-, en junio de 1966, en el prólogo a “Arte de Pájaros”: “…en septiembre de 1964, Neruda me escribe entristecido. Me pide que nos olvidemos de los pájaros. Él cree, equivocadamente, que la idea ha traído pocos vuelos y muchos conflictos. El proyecto, sin embargo, siguió adelante. ( … ) En estos versos, sencillos y magníficos, Neruda expresa su amor por la naturaleza chilena. En los pájaros imaginarios luce su inteligencia socarrona”.

Portada del libro de Neruda.

El resultado fue un libro de gran formato y edición limitada, con ilustraciones únicas de pintores amigos de Neruda, que contribuyeron a enriquecer la obra. El libro tiene dos secciones: Pajarintos, que hace referencia a aves reales y, Pajarantes, aves ficticias, fruto de la imaginación de Pablo Neruda. Enriquecen la obra, los ya citados trabajos de los pintores; así, encontramos en sus páginas ilustraciones de Héctor Herrera (tordo, choroy, peuco, chucao, sietecolores); Mario Carreño (cóndor, pájaro carpintero, queltehue); Nemesio Antúnez (zorzal, águila, gaviota); Mario Toral (la Octubrina, el Humarante, el Tontivuelo, estos últimos de Pajarantes, los pájaros imaginarios).

El vate nacido en Parral siempre apreció de especial manera las aves de Chile (ver poema “El pájaro yo”), y en verde tinta cantó sus cualidades. Siempre, en sus libertades poéticas, se sintió cercano, hermano, casi como uno más de ellos (2): “…Yo, poeta / popular, provinciano, pajarero, / fui por el mundo buscando la vida: / pájaro a pájaro conocí la tierra…” (De “El poeta se despide de los pájaros”).

La ornitología fue una de sus pasiones y Neruda canta en su poesía a diversas aves de nuestro largo territorio. En este libro -reeditado hace unos pocos años, en Chile distribuido por Catalonia-, encontramos algunas bellas gemas fruto de su perspicaz mirada. Veamos, por ejemplo, lo escrito sobre el Cisne:

“Sobre la nieve natatoria
una larga pregunta negra”.

¿Han visto nadar el cisne?, ¿han apreciado la figura de su cabeza y cuello, en negro tono que destaca sobre su cuerpo de albo plumaje? Es una maravilla de descripción poética, por lo breve, única y precisa.

Picaflor (fragmento)

“… Siguió volando sin volar
concentrando el sol diminuto
en helicóptero de miel,
en sílaba de la esmeralda
que de flor a flor disemina
la identidad del arcoiris”.

Relean: “Siguió volando sin volar”, ¿quién sino el picaflor hace gala de su capacidad de volar, manteniéndose en un mismo lugar, como si estuviera sin volar, como si de un helicóptero se tratara?

Jilguero (fragmento)

“…Entre los álamos pasó
un pequeño Dios amarillo:
veloz viajaba con el viento
y dejó en la altura un temblor…”

Un jote.

Jote (fragmento)

“… gira y gira midiendo el cielo,
solemne se posa en la tierra
y se cierra como un paraguas”.

¿Requiere acaso explicación? ¿Alguien no aprecia la analogía entre el paralelismo de gesto del ave y la acción sobre el objeto?

Martín Pescador (fragmento)

“…bajó Martín, Pájaro Pobre,
y subió rico Pescador
con su carga de plata viva
y algunas gotas de agua azul
porque el pescador Martín
sólo se nutre de arco iris,
de la luz que ondula en el agua…”

Un chercán.

Chercán (fragmento)

“Pequeño vecino redondo,
todo de pluma revestido,
siempre detrás de tu tesoro:
buscando un átomo extraviado…”

De la segunda sección del libro, denominada Pajarantes, aves imaginarias e inexistentes, pero que Neruda crea y recrea en símil descripción a situaciones que conoció en la vida de este país, y de las que se ríe o critica en versos con toque mordaz.

El Tontivuelo (fragmento)

“… Nació sentado el tontipájaro.

Creció sentado y nunca tuvo
este triste pájaro implume
alas ni canto ni volar.

Pero dictaba el dictador.

Dictaba el aire, la esperanza,
las sumas del ir y venir.
Y si se trataba de arriba
él era nacido en la altura,
él indicaba los caminos,
él subiría alguna vez,
pero ahora números van
números vienen, conveniencias,
es mejor no volar ahora:

“Vuelen ustedes mientras tanto”.

El tontipájaro feroz
se sienta sobre sus colmillos
y acecha el vuelo de los otros:

“Aquí no vuela ni una abeja
sin los decretos que estipulo…”.

¿A qué o a quienes apuntan estos versos citados en Pajarantes por Neruda? Es tarea por descubrir para las nuevas generaciones de lectores que se adentren entre las verdes letras del poeta. Él, que tanto tiempo dedicó a observar a las aves y avecillas de Chile, que tanto disfrutó con los plumosos seres de nervioso y precavido vivir y que se deleitó con su canto de flautas, bronces o madera, pagó tributo cantándoles con su arte en forma de poesía alada y que sus amigos, con trabajo y cariño, reunieron en el libro “Arte de Pájaros”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *