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“El legado del diablo”: la familia maldita

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Por Claudio Abarca Lobos.

En 1999, la actriz australiana Toni Collette logró gran reconocimiento al interpretar a la madre del niño que alucina viendo gente muerta, en “El sexto sentido”, película de suspenso de M. Night Shyamalan que fue todo un fenómeno de crítica y público.

Collette ha llevado una carrera atractiva, interesante, demostrando versatilidad al representar papeles en dramas familiares, comedias, thrillers y, definitivamente, cintas de terror o suspenso. No es, de seguro, de esas actrices que todos recuerdan, como Nicole Kidman o Julia Roberts, pero qué va: es una actriz con talento y carácter de sobra para hacernos reír y llorar, así como para gritar y correr despavoridos.

Diecinueve años después del éxito internacional de “El sexto sentido”, Collette (Annie en el filme) vuelve a ser la madre con problemas, pero esta vez de la familia Graham. Tras la muerte de su propia madre, extraños sucesos que esconden un oscuro y retorcido secreto marcarán trágicamente a Annie, Steve (su marido) y los dos hijos, Peter (adolescente) y Charlie (mujer, preadolescente de 13 años).

Hasta ahí, una película como muchas, pero Ari Aster, el director, que debuta en largometrajes, tiene claro que un relato de suspenso y terror se construye en buena medida a partir de la atmósfera. Y lo plasma con inteligencia haciendo de Annie una artista de miniaturas, entre las que se encuentra la propia casa de los Graham, en medio de un bosque. En el inicio de la película, la cámara nos muestra esa miniatura, haciéndonos creer primero que es eso y nada más, pero al acercarse vemos a Peter siendo despertado por su padre: la miniatura era en realidad el hogar de los Graham.

Es que la familia que protagoniza esta historia, sometida a una fuerza poderosa e inexplicable, parece irremediablemente destinada a un desenlace funesto. La incomunicación, la desconfianza y los desencuentros contribuirán aún más al desplome de los Graham, y el director utiliza con acierto esas tramas, a lo largo del relato, para dar más densidad narrativa al filme.

Otros recursos completan el cuadro espeluznante de “El legado del diablo”: la tensa y angustiante banda sonora; los planos generales que muestran a los protagonistas ocupando una parte pequeña del encuadre, como sujetos dominados por un ambiente que luego sabremos cuán ominoso es; y el silencio, que rompe muy efectivamente con los diálogos y el sonido extra diegético, al punto de ponernos muy tensos en las escenas en que se ocupa.

Desde luego, las actuaciones dotan de musculatura a esta sugerente y entretenida película, incluyendo a Toni Collette, excelente en su rol de una madre fuera de control y desquiciada -y algo más que esto, pero no lo podemos revelar-; y a Gabriel Byrne, quien construye con tacto y aplomo el rol del marido contenido y escéptico, en un gran contrapunto de su mujer.

Es cierto que algunas imágenes son referencias demasiado evidentes a filmes clásicos o conocidos del género, como la de un personaje suspendido en el aire junto a un vértice de una habitación; y que la retorcida y oscura historia detrás de la tragedia parece algo rebuscada, pero no es mucho lo que restan a una película que ya se sitúa entre los estrenos más espeluznantes de los últimos años.

 

 

Importante: La película sigue en exhibición en cines chilenos y es para mayores de 14 años.

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